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Los eternos conflictos de los padres

Los padres que no pueden resolver sus conflictos, inconscientemente están limitando la libertad emocional del hijo.

La relación de pareja de los padres es el vínculo más importante de la familia. Todo lo que sucede entre ellos repercute en el ambiente emocional de todos, especialmente en los hijos.

En toda familia y en toda relación hay conflictos, es algo hasta positivo en los vínculos. El asunto es cuando esos conflictos no se gestionan, no se resuelven o perduran durante demasiado tiempo.

Cuando el vínculo de pareja es débil, cuando reinan los conflictos, cuando uno no está implicando emocionalmente en la familia, cuando hay ausencias, cuando no hay comunicación o trabajo en equipo, suele suceder que uno de los padres tiende a usar inconscientemente al hijo para amortiguar esos conflictos, para sostenerse emocionalmente o para cubrir sus propias necesidades emocionales.

El hijo pasa a un ocupar un lugar y un rol dentro de esos conflictos, especialmente relacionado a quien ve más afectado por lo que sucede. Sostener emocionalmente, hacer compañía, ser el mediador, posicionarse a favor de uno, limitar su personalidad para no molestar, reprimir sus propios estados emocionales, pretender ser quien resuelva lo que sucede, etc.

No se trata de que un hijo crezca en un ambiente libre de conflictos, esto es imposible, sino se trata de que la pareja trabaje activamente en resolver sus asuntos, que cada uno ocupe el rol que le corresponde y que ese hijo no asuma la responsabilidad sobre asuntos que son de responsabilidad de los padres.

Una relación de pareja fuerte y saludable inconscientemente libera al hijo de todos esos asuntos, permitiendo el desarrollo de su personalidad con mayor libertad emocional.