Postergamos nuestro presente por estar poniendo nuestros pensamientos, nuestra atención y nuestra conciencia, en otro lugar, pasado o futuro, lo mismo da.

Al poner nuestro foco de atención en otro momento, distinto a este instante, comenzamos a perdernos de lo que sí está sucediendo acá mismo, es como si tuviéramos un pie acá y otro pié allá. Terminamos no estando ni en un lugar ni en otro.

La única forma que tienes de salir del instante presente, es a través de los pensamientos. El cuerpo no viaja en el tiempo, siempre está acá y ahora, está viviendo lo único que hay para vivir.

Nos desconectamos del cuerpo y del presente y nos vamos hacía otro lugar, un lugar que no existe más que en nuestra mente.

Tanto el pasado como el futuro, en este instante, solo son construcciones mentales. Ninguna tiene valides real. Le podemos dar el uso que realmente queramos, tanto nos puede limitar o nos puede potenciar.

Nos pasamos moviendo nuestra conciencia en base a nuestros pensamientos y realmente nos olvidamos que estamos en este instante, el único instante, no existe otro.

Muchas veces, salir del ahora y llevar nuestra conciencia a otro momento crea pensamientos que nos terminan generando sufrimiento, ansiedad o miedo. Cuando esto nos pasa es un indicativo para frenar y prestar atención a dónde van nuestros pensamientos y si le estamos dando el uso correcto a nuestra conciencia.

Hay una linea muy delgada entre, observar un pensamiento y poder evaluarlo a creérmelo y identificarme con él.

Hagamos una comparación de nuestro cerebro y nuestros pulmones.
Nuestros pulmones bombean y mueven aire, el aire va y viene, entra y sale.
¿Pero te identificas con el aire? ¿Sientes que ese aire eres tú?
¿Te identificas con tus pulmones? ¿Eres tus pulmones o tienes pulmones?

Nuestro cerebro está continuamente enviando pensamientos, aunque la diferencia es que nos identificamos con esos pensamientos, como si nosotros fuéramos ellos, como si fuéramos nuestro cerebro.

Tenemos un cerebro, no somos un cerebro.

Tenemos la opción de decidir cómo queremos usarlo, si nos juega en contra o si lo usamos a nuestro favor. Pero para esto tenemos que observar los pensamientos que tenemos.

Prestarles atención, como observadores neutros, es de mucha utilidad. Evaluarlos: ¿De dónde viene? ¿A dónde van? ¿Qué pretenden? ¿Son útiles para el instante presente?

Te voy a dejar una invitación que me parece un gran ejercicio y muy útil. La invitación a que prestes más atención a tus pensamientos durante el día, a dónde van, qué te dicen, cuáles pensamientos despiertan cuáles emociones. Es un ejercicio de observación.

Hasta resulta interesante que puedas tomar nota de todo esto, al menos durante un día completo. Vas a ver lo interesante que es poder evaluar cómo estás funcionando y como mediante tus pensamientos te generas conflictos que no existen y no te permitís vivir el momento más tuyo que hay, que es este.