Nadie puede ser quien es y desarrollar su potencial si no tiene el espacio suficiente para desplegar su individualidad.

Nadie puede ser quien es y desarrollar su potencial si no tiene el espacio suficiente para desplegar su individualidad.

Ese espacio es una condición necesaria para crecer y desarrollarnos, y eso no es un beneficio solo para nosotros, sino también para nuestro entorno, porque solo así es cuando podemos aportar algo diferente y único.

Ese espacio, sobre todo en relación con los otros, significa ser escuchados y tenidos en cuenta. Es tener la posibilidad de tomar nuestras propias decisiones, tener la libertad de poder ser y sentir todo aquello que somos y sentimos, poder desplegar lo que nos hace únicos, y sobre todo, ser respetados y valorados por quien somos y no por lo funcional que podemos llegar a ser para los demás.

En este aspecto no podemos pasar por alto el papel de la familia, porque la familia, como la unidad es, muchas veces condiciona hasta inhibe el espacio que cada miembro necesita, y en vez de motivar esa individualidad busca que cada uno sea funcional al conjunto y a las necesidades de los demás.

La familia suele tirarnos hacia atrás, hacia la indiferenciación, cuando nosotros justamente necesitamos ir hacia delante, hacia la diferenciación.

Un conflicto que se repite mucho es cuando el sistema familiar no brinda ese espacio, y por lo tanto, es uno quien tiene que conseguirlo. Eso puede implicar desde romper con ciertas dinámicas o roles que hasta ese momento funcionaban, hasta seguir nuestro camino, aunque eso pueda defraudar o disgustar a otros.

El resultado de este conflicto no gestionado se suele ver en aspectos que por diferentes motivos nos vemos impedidos a conseguir, desde ir en cierta dirección, encontrar un propósito, hasta obtener aquello que queremos. Desde alcanzar cierto desarrollo profesional, crear un proyecto personal, construir una familia, entablar una relación de pareja, hasta el simple hecho de ser felices.

Esperar a que sean los otros que nos den ese espacio que necesitamos nunca es una solución al conflicto, sino más bien es escapar de él, porque ese espacio es algo que debemos, por nuestros propios medios, conquistar.