Hay veces que los padres han sufrido cierto tipo de vida, donde se vieron anclados, frustrados, impedidos o limitados, y no pudieron conseguir cierta plenitud, disfrute o felicidad, y eso lo vivieron con sufrimiento y sacrificio.
Una madre que vivió una relación disfuncional o violenta, y nunca logró entablar una relación saludable y auténtica.
Un padre que vivió gran fracaso en su negocio, y no logró desarrollar una vida profesional de manera plena y satisfactoria.
Cuando el hijo se dirige a ese tipo de vida, cuando quiere, según los ejemplos, una relación saludable o una vida plena a nivel profesional, cosas que su madre o padre no pudo vivir, se convierte en una especie de traición inconsciente, yo lo llamo una zona prohibida.
En esta zona el autoboicot o el malestar emocional le impiden o dificultan al hijo conseguir o disfrutar aquello que su padre no logró. Inconscientemente es «no puedo ser feliz en el sufrimiento de mi padre».
Es un mandato inconsciente, una fidelidad hacia la vida desdichada del padre, que dificulta al hijo ir hacia esos lugares, porque hacerlo sería ir en contra del padre.
Carl Jung decía que “nada pesa tanto en un hijo como la vida no vivida de un padre”.
