Lo ideal suele ser inalcanzable, principalmente porque es una construcción mental basada en proyecciones de nuestras necesidades e inseguridades inconscientes, aquellas que aún no hemos logrado asumir y gestionar. Necesidades que solo puede ser cubiertas desde fuera a modo de ilusión.

Donde se busca un amor de pareja ideal, que cumpla con todo aquello que anhelamos y necesitamos, que no presente conflictos, dificultades, que nos haga sentir de cierta manera, que nos acepte tal cual somos, y que sea de la manera que necesitamos que sea.

Lo real en la relación de pareja presenta dificultades, conflictos, desencuentros, nos invita a cambiar, a crecer, a encontrarnos con otras partes nuestras que no habíamos logrado o no queríamos ver.

Toda idealización nos impide conectar con lo real, algo que es infinitamente más enriquecedor, y que sobre todo propicia verdaderamente nuestro crecimiento. Si frente a un conflicto escapamos porque las cosas no son como debería de ser o nosotros no nos sentimos como se supone que nos deberíamos de sentir, nos alejamos de descubrir el ‘para qué’ estamos ahí, viviendo lo que vivimos.

A lo ideal, nunca se llega, en cambio lo real siempre está con nosotros, y es lo que debemos de aprender a vivir.