Lealtades Familiares

Qué son las lealtades familiares

Las lealtades familiares son un tipo de vínculo con nuestra familia, pero sobre todo con nuestros padres, que debe cumplir ciertas normas de fidelidad, honor, gratitud o cuidado. Todo esto vivido desde el compromiso, la obligación y no desde la libertad. Ese compromiso parte de una necesidad inconsciente de pertenecer.

El hecho de no cumplir con estos mandatos, obligaciones o compromisos trae como consecuencia no conseguir la aprobación de alguno de los padres, la traición o hasta la exclusión familiar. Esos mandatos no siempre son explícitos. Pueden estar en formato de recomendaciones “deberías hacer…”, “yo te recomiendo que hagas…”. Otras veces basta un gesto o una mirada para dar las indicaciones de qué es lo que está aprobado y que no, qué es lo que se debería hacer y que no.

Una lealtad familiar es casi como tener una deuda invisible con algún o algunos miembros de la familia, a veces tan solo por el hecho de existir, otras veces por el sacrificio que han hecho, llegando a generar un sentimiento de culpa que suele ser muy difícil de soltar.

Esto viene acompañado de frases como:

No podemos dejar de lado la culpa en todo esto porque juega un papel muy importante. Es el mecanismo por excelencia por el cual se mantienen las lealtades familiares desde la obligación. El sentimiento de culpa se instala inconscientemente de tal manera que pasa a formar parte condicionante en todas las decisiones que una persona puede hacer.

Cuando se toman decisiones desde la culpa se está dejando de lado la verdadera libertad para decidir. Ya que decidir desde este tipo de sentimientos no solo nos mantiene atados a esas lealtades familiares, sino también nos aleja de nosotros y de nuestro verdadero ser.

Algunos ejemplos de lealtades familiares, a veces conscientes y otras inconscientes, y que van desde simples a complejas:

Cuál es la importancia de detectar las lealtades familiares

La importancia de detectar las lealtades familiares radica en que cualquier lealtad, desde la obligación, frustra y condiciona el proceso de desarrollo propio que todos tenemos como individuos. Nos impide encontrar nuestro propio camino y desarrollar nuestra propia personalidad, ya que siempre estaremos en cierta medida atados a un vínculo que nos impide ser quienes somos.

No es solamente un asunto de cuando somos niños o adolescentes, y estamos en una etapa de construcción de quienes somos, sino que son contratos invisibles que están presentes también en nuestra vida adulta, condicionado o limitando hacia donde queremos ir.

Para eso es importante entender que nuestro proceso es nuestro, puede y hasta en cierta medida debe ser totalmente diferente al del resto de los miembros de la familia.

Mantener comportamientos, roles, situaciones o estilos de vida que no son propios, implica no poder ser nosotros por completo. Esto llevan a un gasto de energía inmenso y a una represión de emociones que en algún momento buscarán salir a la luz, no solo saldrán esas mismas emociones en exceso, sino que se manifestarán en conflictos que nos bloqueen e impidan nuestro camino o mediante síntomas físicos.

Podemos ver lealtades familiares cuando estamos frente a situaciones que:

Tenemos que agradecer lo que nuestros padres y abuelos hicieron para que hoy estemos acá. Pero es fundamental saber que tenemos que ser leales con nosotros mismos y renunciar a lo que creemos que no es propio de nuestro proceso.

El hecho de que los vínculos sean a nivel familiar no implica que sean relaciones sanas. La mejor forma de honrar a nuestros padres es construyendo nuestra propia vida.

Cómo romper lealtades familiares

Para poder romper una lealtad familiar, primero es necesario descubrir de qué manera es que esas lealtades nos mantienen atados, sobre todo reconociendo los comportamientos, decisiones o emociones que no son nuestras, ni nacen de nuestra libertad emocional, sino de la obligación o el compromiso para con alguien.

A partir de reconocer esto necesitamos dar el paso de tomar decisiones más coherentes con aquello que queremos para nuestra vida, aunque eso pueda significar dejar de cumplir con alguien, fallarle o defraudarlo, sobre todo a nuestros padres.

Una lealtad familiar se suele verse en aquellas situaciones que nos pesan, que nos generan una carga emocional importante, donde nos sentimos obligados a hacer o ser de cierta manera. A veces situaciones que las vemos con facilidad, otras veces están más ocultas, con emociones más reprimidas. Puede ser desde cuidar a un padre, tener que ser de cierta manera para no generar un conflicto, o seguir haciendo algo por el bien de otro, cuando ya no lo queremos hacer.

Al encontrar cuáles son esas situaciones, podemos analizar para quién hacemos eso que hacemos, quién se beneficia de nuestro posicionamiento o quién perdería si dejáramos de hacerlo. Ahí es cuando encontramos la lealtad familiar que nosotros mismos mantenemos viva.

Luego de descubrir donde nos vemos obligados, condicionados o limitados, y quién se beneficia de eso, es cuando podemos comenzar a tomar nuevas decisiones, ese es el camino para romper las lealtades familiares. Si no cambiamos algo, nada cambiará. Por eso nuestros cambios son el motor del cambio de nuestra vida.

Bioneuroemoción®

Mediante la Bioneuroemoción® se puede trabajar en reconocer aquello que inconscientemente nos mantiene atados a esas lealtades, para desde ahí liberarnos de los aspectos nuestros que se ven influenciados, condicionados o afectados, que aún arrastramos y que muchas veces ni lo sabemos.

Las lealtades familiares son un tipo de conflicto inconsciente muy recurrente hoy en día. No es extraño encontrarme con adultos que no logran tener una relación de pareja saludable y duradera o que no puede desarrollarse profesionalmente, y que en el fondo su conflicto es una forma de seguir sosteniendo una lealtad familiar con uno de sus padres.

Conclusión

Comprender la influencia de nuestros padres en nuestra vida, y cuáles son esas lealtades familiares, nos permite para comenzar a vivir mejor nuestro presente. Darle un propósito propio a nuestra vida, soltando todo aquello que nos mantiene atados y no nos permite nuestro propio crecimiento.