La queja es válida si luego viene acompañada de acción, si no se convierte en la zona de confort en donde preferimos permanecer para no cambiar.
Quejarse es expresar un desacuerdo con cierta situación. No hay nada de malo con eso, es totalmente saludable expresar aquello que no nos gusta, que nos molesta o que nos afecta.
El asunto con la queja es que luego de expresada, si nada cambia, por más que nos pese, es nuestra la responsabilidad hacer algo con eso de lo que nos quejamos.
Una queja constante durante mucho tiempo se convierte en una zona de confort en donde preferimos estar, evitando cambiar y esperando que sea el otro que cambie.
- ¿Pero si mi pareja siempre deja todo tirado, cómo puede ser que sea yo quien tenga que cambiar?
- ¿Pero si mi pareja llega borracho, cómo puede ser que sea yo quien tenga que cambiar?
- ¿Si mi padre nunca escucha lo que le pido, cómo puede ser que sea yo quieran tenga que cambiar?
Si ya hemos planteado aquello que nos afecta y nada cambia, quien tiene que cambiar es uno.
Publicaciones relacionadas:
Estar tranquilos con nuestras decisiones
El nivel de tranquilidad que podemos tener con nuestras decisiones está determinada por la coherenci...
Uno no puede encontrarse a sí mismo sin entablar una lucha con sus propios fantasmas
Nuestros fantasmas son todos aquellos aspectos que, con implicancia emocional y trascendental, condi...
Nuestro gran desafío: ser nosotros mismos ahí en donde estamos
Nuestro desafío no es encontrar en qué lugar podemos ser nosotros mismos, sino más bien, ser nosotro...