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Herida paterna en mujeres: armadura emocional

La herida paterna en mujeres es un tema profundo que afecta la manera en que se relacionan emocionalmente. En muchos casos, esta herida también está vinculada con la herida de abandono, ya que la ausencia emocional o física del padre genera una sensación de falta de protección y amor. Ambas heridas pueden llevar a la creación de una capa protectora que impide volver a sufrir el dolor original.

Pero la vulnerabilidad también es necesaria para conectar de forma auténtica con los demás, por lo que esa protección termina generando una distancia, sobre todo en las relaciones más íntimas. Si siempre nos estamos protegiendo, nadie puede llegar realmente a nosotros.

Armadura Emocional: Una Defensa Frente al Dolor

Muchas mujeres que han experimentado una herida paterna y una herida de abandono llevan puesta una especie de armadura allá donde van. Creen que si se abren demasiado, podrían revivir la sensación de ser ignoradas, dejadas de lado o no elegidas. Inician relaciones con las defensas altas, como si estuvieran esperando un golpe.

Esta protección es al mismo tiempo una frontera, una separación que marca una distancia muchas veces imposible de superar. Si bien el miedo al abandono las impulsa a buscar validación y cercanía, también temen depender emocionalmente de alguien y que esa persona las deje. Por ello, pueden sabotear sus relaciones, buscando inconscientemente recrear el abandono inicial o evitando el apego por completo.

Herida de Abandono: La Otra Cara de la Herida Paterna

La herida de abandono surge cuando un niño experimenta la ausencia emocional o física de uno de sus progenitores. En el caso de las mujeres con herida paterna, esta ausencia puede haber sido literal (un padre ausente) o simbólica (un padre presente pero distante, frío o poco involucrado).

Esta herida genera un profundo miedo al rechazo y la soledad, lo que puede llevar a relaciones en las que se busca validación constante o, por el contrario, se evita el apego para no revivir el abandono inicial. Como resultado, estas mujeres pueden alternar entre el deseo de cercanía y el miedo a la dependencia, lo que las lleva a dinámicas de relaciones inestables o insatisfactorias.

Impacto en las Relaciones Interpersonales

Esa distancia impide al otro un acercamiento real, sincero y auténtico. Aunque la intención detrás de la coraza es protegerse, en el fondo busca evitar conectar con el dolor que se esconde detrás de ella.

Este tipo de conflicto se ve con frecuencia en mujeres que han sufrido una herida paterna y una herida de abandono, ya que se acercan a otros hombres protegiendo su vulnerabilidad emocional. Temen ser rechazadas, sustituidas o abandonadas, lo que puede llevarlas a actuar desde la autosuficiencia extrema o desde la necesidad de aprobación constante.

El Mito de Medusa: Simbolismo de la Herida Paterna y la Herida de Abandono

El mito de Medusa en la mitología griega simboliza este fenómeno. Medusa, tras sufrir una violación por parte de Poseidón, es castigada por Atenea, convirtiéndose en una criatura temida y aislada. Su cabello se transforma en serpientes y cualquier persona que la mire a los ojos se convierte en piedra.

En este mito podemos ver reflejada no solo la herida paterna, sino también la herida de abandono. Cuando una persona se siente abandonada en su dolor, desarrolla mecanismos de defensa que pueden convertir su corazón en piedra para no volver a sufrir. Sin embargo, esta coraza también impide que el amor y la conexión genuina lleguen a ella.

Superando las Barreras: Reconocimiento y Sanación

El mito representa cómo el dolor y el trauma de una herida paterna y una herida de abandono pueden llevar a la persona a construir barreras impenetrables que protegen, pero también aíslan. La clave de la sanación está en reconocer el dolor y atreverse a desmontar esas barreras poco a poco.

Muchas mujeres que han sufrido abandono o la falta de una figura paterna presente han aprendido a no depender de nadie para no volver a ser heridas. Sin embargo, el aislamiento emocional solo perpetúa la herida. Sanar significa permitirse confiar nuevamente, poco a poco, en las personas adecuadas.

Estrategias para Sanar la Herida Paterna y la Herida de Abandono en Mujeres

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Conclusión

Sanar la herida paterna y la herida de abandono en mujeres es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y apoyo. Al reconocer y trabajar sobre estas heridas, es posible derribar las barreras emocionales que impiden conexiones auténticas y construir relaciones más saludables y satisfactorias.

La clave está en aprender a confiar, abrirse y validar el propio valor más allá de la presencia o ausencia de los demás. La sanación no significa nunca haber sido herida, sino haberse permitido sanar.

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