La ausencia tiene muchas formas. La falta física es una, pero hay otras. Un padre que está siempre trabajando. Un padre que lo único que hace es mirar televisión. Un padre alcohólico. Un padre depresivo. Un padre no implicado en el cuidado del hijo.
La ausencia del padre es una ausencia sobre todo de implicación y vínculo. Es una falta de conexión, de presencia, de referencia. Es la ausencia de alguien a quien mirar. La ausencia de la posibilidad de ser visto. La ausencia de un modelo a seguir.
Cómo afecta la ausencia del padre
La ausencia del padre afecta al hijo sobre todo de dos maneras:
- Dificulta el acceso de aquello que simbólicamente representa el padre, con aquello que nuestro padre nos conecta. Aspectos vinculados con la profesión, la concreción, la autoridad, la dirección, los límites.
- Desequilibrio entre el mundo materno y paterno. Lo que genera un exceso en uno de los mundos internos del hijo. Algo que aumenta la dependencia y apego emocional hacia la madre.
La ausencia del padre no deja marcas tanto por su falta, sino por la dificultad en equilibrar el desarrollo emocional del hijo.
Cómo superar la ausencia del padre
Todo ausencia, y también la ausencia del padre, una figura tan importante en nuestra vida, siempre deja un vacío, un espacio sin representación, una falta de algo que, aunque no nos demos cuenta, se siente. Un lugar interior que requiere sobre todo de asumir la perdida, asumir lo que se perdió, lo que ya no está, lo que podemos seguir necesitando o esperando.
Podríamos decir que las ausencias no se superan, se sobrellevan, y se trabaja en generar los recursos y herramientas necesarias para encontrar un equilibrio en el ámbito en que estén afectando. A no todos nos afectan de la misma manera, por eso es fundamental descubrir de qué manera esa ausencia está produciendo en tu vida las condiciones emocionales o conflictos que te está limitando o afectando en tu día a día.
La Bioneuroemoción® es una gran herramienta que pone el foco de trabajo en liberarnos de aquellos aspectos nuestros que se ven influenciados, condicionados o afectados, que aún arrastramos y que muchas veces ni lo sabemos. Porque ya no se trata de lo que no fue, sino de lo que sucede ahora en nuestra vida, que como consecuencia de nuestro pasado y de la ausencia de nuestro padre, nos está afectando nuestro presente.