Imagínate que tienes una barra de energía, como si fueras un personaje de un video juego. Esa barra cuando está a su máxima capacidad tiene 10 niveles. A medida que pasa el día esa energía se va gastando en las diferentes actividades o situaciones que se te presentan.

Esa energía, que crece y decrece, es algo que tienes que cuidar, y eso no significa que no debes gastarla, sino que hay que ser inteligente y selectivo en qué gastarla y sobre todo comprender qué cosas pueden ayudar a cuidarla y recuperarla.

Comienzo preguntándote:
¿Cómo sientes la energía en tu vida? ¿Barra completa o casi vacía?

Cómo y dónde perdemos energía

Cada uno tenemos formas distintas de perder energía. A veces se va en pequeñas cosas y algunas super cotidianas. Y como siempre digo, más que nada es cuestión de estar atento; ver qué me pasa en cada situación que voy viviendo para poder descubrir dónde se me puede estar yendo energía.

Y acá es cuando te voy a plantear una forma distinta de pensar:
Cuando estamos frente a una situación donde notamos que se nos va energía, la decisión a tomar no es dejar de hacer eso, no se trata de esquivar el obstáculo, porque si lo esquivamos más adelante vendrá otro igual y vamos a volver al mismo punto.

Llega el momento en que no podemos escapar de enfrentarnos a aspectos nuestros que por mucho tiempo fuimos evitando

Les cuento un ejemplo personal: En una época, me quitaba muchísima energía tener que ir a reuniones con clientes. Desde el día anterior ya notaba esa molestia en mí y me daba cuenta cómo la energía se me iba yendo.

Más adelante descubrí que realmente no me estoy enfrentando a “una reunión con un cliente” sino que me estoy enfrentando a algo mío que se despierta en esas situaciones. Vieron cómo cambio la dirección de pensamiento: paso de culpar a lo que sucede, a entender que lo que me pasa es algo mío.

No es realmente la situación la que nos afecta, sino un aspecto nuestro que dicha situación nos hace despertar.

Entonces, puedo decidir no ir más a las reuniones o puedo permitirme y darme el espacio para descubrir qué hay mío detrás de eso. Por qué me sucede, para qué me sucede y qué puedo aprender para lograr integrar esa parte mía. Poder de alguna manera convertir esas situaciones en algo que no me limite.

Al final resulta en una decisión, en una forma de encararme con los problemas: me evado o me enfrento. Siempre a mí, no a la situación.

Acá el objetivo es tratar de comprender qué de eso que me quita energía me está mostrando un aspecto mío a integrar. Toda perdida de energía se nota si estás atento y si no te crees lo que te decís como una excusa culpando a lo que sucede.

Cómo podemos recuperar energía

Hay una serie de puntos destacados que me parecen importantes para prestarle atención y ver como cada uno de ellos nos pueden ayudar a la recarga de energía:

1- Conectar con aspectos olvidados

Hay muchos aspectos que con el tiempo fuimos olvidando. Divertirnos, jugar, ser creativos, imaginar, inventar y tantos otros. Todos estos aspectos, como adultos etiquetados como “no hacer nada”, fueron grandes generadores de energía, sobre todo en nuestra niñez. Volver a conectar con esos aspectos, sin juicio, puede resultar realmente en una carga extra de energía.

Piensa un minuto: ¿Qué actividades etiquetas como «malas» pero que en otra época de tu vida disfrutabas hacer?

2- Conectar con uno mismo

Tenemos que pensar en nosotros mismos separados de nuestras responsabilidades y de nuestro entorno. Necesitamos desear, soñar y tener pasión, más allá de los otros. Sentir una gran motivación, algo que nos haga despertar de otra manera y que no sea solo cuando nos vamos de viaje.

Algo que nos haga vibrar, algo que le aportemos al mundo o algo que nos llene el alma. Todo esto va a resulta fundamental para obtener otra carga extra de energía.

Piensa un minuto: ¿Qué te apasiona hacer? ¿Cuánto tiempo le dedicas?

3- Actividades que te incomoden

Solemos posicionarnos y crearnos una forma de ser, una personalidad, y esto es algo que hablé varias veces. Una forma de volver a conectar con la personalidad que sí somos, pero que hicimos a un lado en algún momento, es realizar actividades que nos saquen de nuestra zona de confort.

Por ejemplo: buscar algo que no haría normalmente, algo que no forma parte de lo que creo que soy, igual algo que no me imaginaría haciendo. A veces suelen ser actividades que nos resultan muy incomodas, nos dan vergüenza, o hasta despiertan miedos. En mi caso: yo que soy muy racional, por lo tanto me resulta útil hacer actividades que conectan más con mi cuerpo y no tanto con la mente, ejemplo yoga. Todas esas actividades resultaran en que muchos aspectos que quedaron olvidados vuelvan a aparecer y acá vamos a obtener otra carga más de energía extra.

Piensa un minuto: ¿Qué te daría vergüenza o miedo hacer?

Tenemos muchas formas de gastar o recuperar energía, pero al final cualquiera de ellas depende 100% de nosotros.