Este espacio personal del que hablo no está vinculado al espacio físico, aunque también puede serlo, sino más bien al espacio para que uno pueda ser quien es.
Un lugar donde poder expresar lo que sentimos, lo que necesitamos, lo que queremos, desarrollar nuestro propósito, conseguir nuestros sueños, mostrar la variedad de aspectos de nuestra personalidad, tanto gusten o no gusten.
Y esto no es algo que únicamente nos beneficia a nosotros como individuos, sino también beneficia a la pareja como unidad.
Si nosotros podemos crecer y desarrollarnos, eso también nos permite aportar algo diferente y único a la relación de pareja, algo que puede enriquecer a ambos.
El despliegue de la personalidad de cada uno, en la medida que lo necesite, es un beneficio para el crecimiento de la relación y para la construcción de un amor maduro.