Las creencias tienen poder de autoafirmación. Nos encontramos con lo que creemos para confirmar que lo creemos.
Las creencias tienen una raíz muy profunda, tan profunda que a través de las creencias vemos, comprendemos y proyectamos el mundo que nos rodea.
Las creencias se hacen visibles a través de las situaciones y experiencias que vivimos, por más que nos repitamos una y otra vez ciertas palabras o tratemos de gestionar nuestro diálogo interno, la verdadera manifestación de las creencias está en nuestra propia vida.
Lo que vivimos habla más de nosotros que todo aquello que nos podemos decir.
Uno de los poderes que tienen las creencias es su capacidad de autoafirmación, esto hace que nos encontremos frente a situaciones una y otra vez que confirmar que aquello que creemos es verdad. Como una profecía autocumplida de lo que hay en nuestro interior.
Otra vez estoy en una relación donde mi pareja no me valora, te dije que todos los hombres son iguales, nunca te valoran.
Otra vez tengo una jefa que me obliga a hacer más trabajo del que debo, te dije que siempre tratan de aprovecharse de uno.
Los hombres no se comprometen. Las mujeres son manipuladoras. Los jefes te tratan mal. Las oportunidades siempre son para otros. Entrar en una relación es para sufrir. La gente siempre miente.
Las creencias nos llevan inconscientemente en dirección hacia aquellas cosas que están en nuestro interior y que aún no hemos decidido mirar.
La manera de dejar atrás las creencias es hacer el trabajo de reconocer qué nos lleva a vivir lo que vivimos, y cuál es nuestra cuota de responsabilidad en todo eso.