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Uno no puede evitar que los hijos pasen por situaciones de dolor

Uno no puede evitar que los hijos pasen por situaciones de dificultad o dolor, pero sí puede acompañar y ser testigo de ese dolor.

El dolor es una parte muy importante de la vida. Todos experimentaremos situaciones dolorosas: un duelo, un desamor, un fracaso. Es inevitable. Necesitamos esas experiencias, y hasta podríamos decir que estamos destinados a experimentarlas.

Es natural que un padre busque por todos los medios evitar el dolor en sus hijos, pero es algo prácticamente imposible de conseguir. La búsqueda hasta el cansancio para evitar esas experiencias terminan generando sobreprotección, lo que resulta en adultos inmaduros y dependientes.

Hay algo mucho más beneficioso frente a estas situaciones de dificultad, y es acompañar y ser testigo de ese dolor.

Acompañar es estar presente y juntos atravesar esos momentos, ayudar a encontrar respuestas más adecuadas que fomenten la construcción de herramientas para hacer frente a esos momentos.

Ser testigo es estar presente, escuchando y sosteniendo el mundo emocional de la otra persona. Es permitir que se pueda expresar y que encuentre en uno un lugar donde simbólicamente depositar ese dolor.