Una relación de pareja siempre es una oportunidad de reconocer partes de nuestra personalidad que, por diferentes circunstancias de la vida, hemos alejado de nosotros. En nuestra pareja podemos ver desarrolladas ciertas características que de alguna manera en nosotros están menos desarrolladas.
El enamoramiento, en su función inconsciente, nos hace ver en el otro aquello que sentimos que carecemos. Son los aspectos del otro lo que nos atraen como una falta propia, y será durante la relación, a través de construir un vínculo, que podremos ir integrando y desarrollando esos aspectos en nosotros mismos.
Integrar esos aspectos en nosotros no es más que “hacer nuestro” ciertas características de la personalidad del otro que nos servirán para gestionar las situaciones de otra manera. Una mujer podrá integrar aspectos como el desapego, la concreción o la priorización de las necesidades propias de su pareja, como también un hombre podrá integrar aspectos como la receptividad, la empatía o la apertura emocional de su pareja.
La pareja es en definitiva la oportunidad de integrar aspectos de nuestra personalidad que hemos mantenido más alejados, pudiendo alcanzar de esta manera una personalidad más completa, lo que nos permitirá vivir una vida más plena.