Proyectamos en nuestra pareja la imagen de nuestros padres

Requiere de un gran trabajo personal eliminar la imagen de nuestros padres que hemos proyectado en nuestra pareja, distorsionando su imagen real. Porque solo así podemos llegar a ver a nuestra pareja tal cual es.

Es imposible no colocar en el otro lo que es parte de nuestro inconsciente. Como decía Freud: “No elegimos a los otros al azar. Nos encontramos con aquellos que existen ya en nuestro inconsciente”. Elegimos a nuestra pareja, o mejor dicho, nuestro inconsciente la elige, basándonos en lo que ya existe en nosotros.

Esa base de información inconsciente surge del amor experimentado en nuestra infancia, sobre todo del amor en el vínculo entre nuestros padres y el amor de ellos con nosotros. En nuestra vida adulta, la forma en que nos vinculamos, e inconscientemente nos elegimos, es poniendo en nuestra pareja aspectos del amor aprendido en la infancia.

El asunto está luego, cuando comenzamos a entablar y construir un vínculo con la otra persona. Cuando queremos que ese vínculo crezca y perdure. Cuando necesitamos conectar de una manera más profunda.

Ahí es cuando se hace necesario el trabajo personal. Comenzar a eliminar lo que hemos puesto sobre esa persona pero que no es de esa persona, sino que son imágenes de nuestro pasado, imágenes inconscientes vinculadas a nuestra infancia y a nuestros padres.

Esto es algo muy notorio en los conflictos de pareja. Cuando vemos en nuestra pareja aspectos de alguno de nuestros padres. Cuando sentimos que estamos frente a uno de nuestros padres. Cuando se dicen “pareces mi madre…”, “pareces mi padre…”. Cuando tenemos una sensación que no se corresponde con lo que realmente sucede en la relación. Cuando experimentamos emociones en exceso frente a comportamientos del otro.

Eliminar lo que hemos puesto en la relación de pareja y que no es propio de esa persona es un gran trabajo personal. Un trabajo que permite el crecimiento en conjunto. Nosotros vamos despojándonos de aspectos vinculados al amor de nuestra infancia, pudiendo comenzar a construir un modelo de amor propio, la otra persona deja de cargar el peso inconsciente que le hemos puesto en aspectos que no le pertenecen, y la relación comenzará a crecer con su propia energía, dejando de arrastrar el peso del pasado.

Cuando dejamos de proyectar sobre nuestra pareja aspectos que no le son propios, es cuando tenemos la posibilidad ver a la persona que tenemos frente tal cual es.