Un vínculo madre-hija que no logra desarrollarse de forma totalmente equilibrada, “saludable” o que no propicia el desarrollo individual de la hija, trae consigo una serie de dificultades en la vida adulta que producen bloqueos sobre todo en la independencia.

Intercambio de roles: cumplir un rol de madre de su madre.

Cada rol tiene un sentido específico y cumple con funciones determinadas. Mantener vínculos sanos es también mantener esas funciones alineadas al tipo de vínculo que se tiene.

Cuando se invierten los roles madre-hija y una hija pasa a ser madre de su madre, pasa principalmente a cumplir un rol de cuidadora que no le corresponde.

Algunos ejemplos:


Relación con el cuerpo, la maternidad, sexualidad y feminidad.

La relación que una mujer entabla con su cuerpo, con la maternidad, con la sexualidad y con la feminidad tienen un punto de referencia en su madre.

Es la madre quien da forma consciente o inconscientemente a estos aspectos en su hija, y más adelante ese será el vínculo que esa mujer de adulta tendrá con esos aspectos en ella misma.

Algunos ejemplos:


No tener espacio suficiente porque la madre lo ocupa todo.

Una madre que ocupa todo el espacio, que todo lo abarca, ahoga a quienes la rodean, y sobre todo no permite que una hija encuentre su propio lugar.

Cuando alguien ocupa demasiado, le quita espacio al resto, y esto es un factor que más adelante condiciona el desarrollo individual de la persona.

Algunos ejemplos:


Vivir su vida desde la vida de su madre

Cuando una hija genera una identificación en exceso con su madre, con sus dolores, con sus frustraciones, con sus necesidades o con sus conflictos, tiende a encaminar su vida en una dirección acorde a satisfacer aquellos aspectos que su madre no logró satisfacer.

Es una mujer que deja de vivir su vida propia y se contenta con una vida que depende de la satisfacción que puede ver en su madre.

Algunos ejemplos:

El poder del vínculo madre-hija es tan fuerte que determina nuestra forma de vivir la vida adulta, pero a la misma vez somos nosotros de adultos que tenemos que superar las limitaciones que esos vínculos pueden haber generado.