Madurar emocionalmente implica dejar de esperar a que alguien nos apruebe para ser lo que queremos ser o para ir hacia donde queremos ir.
En las primeras etapas de nuestras vidas buscamos constantemente la aprobación de los adultos que nos rodean para aprender cómo y qué hacer.
En la medida que vamos creciendo y madurando emocionalmente vamos dejando de necesitar esa aprobación, comenzamos a hacernos cargo de nuestra vida y dejamos de mirar hacia afuera para hacer los cambios que necesitamos.
Como adultos, esperar aprobación nos quita responsabilidad y poder sobre nuestra vida.
¿Te ves esperando aprobación externa?
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