El sentido que la navidad posee simboliza principalmente el nacimiento. Va más allá de la religión que cada uno tenga, este día esta presente en nuestra cultura de una forma muy significativa. Es algo que indudablemente nos rodea y abarca a todos.

El nacimiento contiene dos elementos importantes, que suceden a la misma vez y al mismo tiempo, que son ‘Salir’ y ‘Llegar’.

Por un lado ‘Salir’, dejar atrás. Hermann Hesse decía que quien quiera nacer, tienen que destruir un mundo. Nacer implica morir para algo. Cuando queremos que algo cambie o cuando queremos dar un paso hacia nuestro crecimiento, indudablemente algo tenemos que dejar atrás, y ahí radican los principales miedos, el miedo de dejar esa vida anterior, de ‘destruir ese mundo’.

Dejar una tipo de vida atrás. Dejar un vínculo atrás. Dejar una ilusión atrás. Dejar a un padre atrás. Dejar a un hijo atrás. Dejar el victimismo atrás. Dejar expectativas atrás. Dejar un trabajo atrás. Dejar lo que creemos ser atrás. Dejar un dolor atrás. Dejarnos en algún aspecto atrás.

El otro elemento que el nacimiento contiene es el ‘Llegar’. Llegar es abrirse a lo nuevo, y sobre todo, recibir lo nuevo y recibirse uno mismo en lo nuevo. Lo nuevo en el nacimiento contiene la posibilidad experimentar la vida. No la vida solamente como expresión de goce o disfrute, sino en su totalidad, con todo lo que la vida es.

Abrirnos a un nuevo trabajo. Abrirnos a una nueva relación. Abrirnos a un nuevo deseo. Abrirnos a nuevos vínculos. Abrirnos a nuevos desafíos. Abrirnos a un nuevo miedo. Abrirnos a un nuevo proyecto. Abrirnos a un nuevo ‘yo’.

Cada vez que nos abrimos a lo nuevo, nos estamos abriendo inevitablemente a la vida, a experimentar la vida que nos está sucediendo en su totalidad.

Al final de cuenta nacer es un acto de crecimiento y evolución, y por eso mismo les deseo muchos ‘Salir’ y muchos ‘Llegar’, porque en cada uno está una nueva oportunidad de vivir y de crecer.